1 de Enero.
16 de Enero
15 de Febrero
En los equinoccios.
8 de Abril
15 de Abril
21 de Mayo
15 de Agosto
En otoño.
8 de Diciembre
31 de Diciembre
El primer día del año suele ser un momento adecuado para establecer los propósitos para el nuevo año. Como practicantes del nembutsu, resulta muy adecuado dar la bienvenida al nuevo año intercambiando formalmente saludos con el Buda. En este dia, el altar debe estar completamente limpio y ordenado y a ser posible, decorado con ofrendas adecuadas y flores frescas. El servicio de año nuevo suele constar de los siguientes pasos: Shoshinge, nembutsu y seis wasan.
El día 16 de enero, Jodo Shinshu Honganji-Ha celebra su Hoonko (報恩講), expresión de la cual los dos primeros caracteres significan “retorno de gratitud” y el tercero “aclarar el significado de”. Es una fecha dedicada a Shinran Shonin, el maestro fundador de esta escuela budista, y se trata de un servicio memorial en el cual los seguidores se reúnen en el día de su muerte, acontecida en 1262, para recordarlo y expresar su gratitud. En esta ocasión, nos reunimos para ofrecer nuestro homenaje a su memoria, a su legado, y a Amida por habernos despertado a la vida y luz infinitas, que nos abrazan y nunca nos abandonan, despertando en nuestros corazones la gratitud y la confianza firme como el diamante.
Shinran Shonin vivió una vida de Nembutsu con su familia y abrió el camino del Budismo al pueblo, ofreciendo las enseñanzas de la tierra pura, para que todos puedan despertar al shinjin y encontrar refugio en el Buda de la luz y vida infinitas, logrando así las simientes de su Iluminación y paz en sus vidas. Su vida y obra fueron sumamente importantes. En Japón, esto significó una ruptura con la ortodoxia budista, que había perdido el rumbo, y también un resurgimiento de un budismo verdaderamente popular. A nivel mundial, volvió a plantar las semillas para un Budismo universal, en el que todos los seres estén incluidos y libres de diferencias sociales, étnicas y morales. Por su importancia histórica, el Emperador Meiji, en el siglo XIX y después de varios siglos de su muerte, le dio el título póstumo de Kenshin Daishi (見眞大師), “Gran Maestro que ha visto la Verdad”.
Si Shinran Shonin no hubiese dilucidado las enseñanzas del voto original del Buda, nuestra comunidad no existiría y no hubiésemos encontrado jamás nuestro camino budista, destinado a todos los seres. Por ello, alabamos las virtudes de nuestro fundador Shinran Shonin, expresando nuestro sincero agradecimiento por haber desvelado el camino, y confirmamos nuestros corazones confiantes, escuchando y viviendo sus enseñanzas cada día.
El 15 de febrero, los budistas de tradición japonesa conmemoran el día en que falleció Shakyamuni, el Buda histórico. Se llama a esta celebración el Día del Nirvana (en japonés, Nehan-e). En particular, los seguidores del Budismo Jodo Shinshu recordamos y veneramos al Buda Shakyamuni, como manifestación del Buda Amida en esta tierra.
“A los cuarenta y cinco años desde su Iluminación, en el camino de Rajagaha a Savatti, en la ciudad de Vasali, [Shakyamuni] cayó enfermo y predijo que a los tres meses entraría en el Nirvana. Continuó el viaje y al llegar a Pava recibió de Cunda, el herrero, una ofrenda de alimento que le hizo mal, y empeoró. Soportando el dolor, entró en Kusinara. No obstante la debilidad, se dirigió al bosque de salas que se encontraba en las afueras del castillo y se recostó entre dos grandes árboles de Sala. Enseñó con amor a sus discípulos, predicó hasta el último momento, y concluyendo su misión como Buda, el Gran Maestro del Mundo, entró, en completa tranquilidad, en el Nirvana.”
(Bukkyo Dendo Kyokai, Las Enseñanzas de Buda, 1966)
En su último sermón, el Buda nos estimuló a depender de nosotros mismos, confiando en nuestra luz revelada por las Enseñanzas, y dijo:
“Discípulos míos, ya se acerca mi fin; la hora de nuestra separación ya se aproxima, pero no lo lamentéis. La vida es transitoria; todo lo que nace muere. Ahora mi cuerpo se derrumba como un carro de madera podrida; con mi propia muerte os demuestro lo transitorio de la vida. (...) Discípulos míos, llega la hora de mi fin, pero no olvidéis que esta muerte es la muerte de la carne. El cuerpo nace de los padres y se mantiene con los alimentos, por ello es inevitable que se enferme, se deteriore y perezca. El Buda no es carne; es la Iluminación. El cuerpo humano debe desvanecer, pero la sabiduría de la iluminación seguirá viviendo eternamente en la verdad y en la práctica de la enseñanza. Por eso, el que mira mi cuerpo no es el que me ve; tan sólo el que acepte mi enseñanza, me verá.”
(Parinibbana-Sutta, citado en BDK, Las Enseñanzas de Buda, 1966.)
Así pasó al Nirvana, en su octogésimo año, el mayor de los maestros y el hombre más amable del mundo.
O-Higan significa 'celebrando en el equinoccio'. Dos veces por año, durante los equinoccios de otoño y primavera, las escuelas budistas japonesas celebran la milenaria tradición del O-Higan. En términos de astronomía, los equinoccios son los días en los que el sol se yergue directamente en el este y se pone directamente en el oeste, haciendo de la duración del día y de la noche iguales. Los equinoccios son tiempos de transición entre las épocas de oscuridad y frío, y las de luz y calor. Desde el comienzo de la humanidad, las sociedades agrarias de todo el mundo los celebran y consideran muy importantes, ya que los ciclos de siembra, cosecha y almacenaje de alimentos para el invierno dependían de estar atentos a este tipo de transiciones.
Además, debido a que los equinoccios son vistos como un momento de transición, se los consideró también como momentos en que el velo entre los mundos se hace más delgado. Los equinoccios son, por tanto, un momento en el que los vivos y los muertos, lo sagrado y lo profano, se cruzan mutuamente. Por esa razón, la celebración del O-Higan se vive popularmente a través de la conmemoración de los antepasados, la visita y limpieza de sus tumbas para rendirles homenaje, los jardines con lycoris radiata -o flor del infierno- y la mirada de las simpáticas estatuas de Jizo Bosatsu presentes por doquier. Esas flores adornan, según las leyendas, el camino de la muerte hacia la otra vida; mientras que Jizo es una manifestación budista que se dedica a salvar a quienes han caído en desgracia en ese camino.
Pero O-Higan tiene un significado aún más profundo. Es una expresión japonesa, en la que O es un título honorífico, y Higan se traduce como “la otra orilla”. No obstante, Higan es en realidad una abreviación de Tohigan, en donde To significa “atravesar”... Tohigan quiere decir, entonces, “atravesar hacia la otra orilla”. Pero To no es sólo un concepto teórico, sino una experiencia, una vivencia. O-Higan consiste entonces en atravesar nuestro mundo de sufrimiento hacia la otra orilla de la Iluminación, e implica seis paramitas o perfecciones: la caridad (ofrecer, ayudar), la observancia de preceptos que sirven a una vida ética, la paciencia o perseverancia, el esfuerzo o dedicación (hacer con el corazón), la meditación o ecuanimidad, y la sabiduría (comprensión de la realidad). Si las practicamos seriamente, cada una de ellas nos conducirá a la vivencia del dharma, las enseñanzas budistas. Esto, sumado a que los equinoccios representan una estación ni demasiado caliente ni demasiado fría, hizo que la celebración del O-Higan simbolice también al camino del medio del budismo.
En Jodo Shinshu, O-Higan es un momento de reflexión en el cual nos pensamos a nosotros mismos, y tomamos conciencia de las dificultades de la vida y el camino del medio en un mundo lleno de maldad. Nos damos cuenta que las paramitas no son unas prácticas sencillas. Nos abrimos, entonces, a la luz y compasión del Buda Amida, que envuelven todo el universo, y así, reforzamos nuestra confianza en el Nembutsu, en la manifestación del voto original que hizo el Buda de salvar a todos los seres.
Darnos cuenta de nuestras limitaciones y confiarnos al voto del Buda es ser abrazados y jamás abandonados, es anular nuestro ego para encontrarnos en el eterno fluir de la vida. La ausencia del ego es Higan, es el mundo de la unidad, ya que somos gracias a que todo lo demás es, lo cual es totalmente liberador... esto es el fruto de todas las perfecciones, que nos es ofrecido compasivamente por Amida Buda.
"... La Reina Maya, en el décimo mes lunar, según la costumbre de su país, se dirigió a casa de sus padres para dar a luz. A mitad del camino hicieron alto en el parque Lumbini para descansar. El sol de primavera inundaba todos los rincones, y los árboles de asoka lucían bellas flores de un perfume encantador. La reina alargó su mano derecha para coger una rama, y en ese instante dio a luz. El cielo y la tierra elevaron voces de júbilo para felicitar a la madre y al recién nacido. Era el día 8 de abril..."
(Bukkyo Dendo Kyokai, Las enseñanzas del Buda, 1966)
Se relata que en ese momento resonó una bellísima música. Cuatro devas de Brahma recibieron al niño en una red de oro y lo mostraron a la madre, diciendo:
"¡Regocíjate, oh Señora! Un gran hijo ha nacido de ti".
Algunos dicen que los devas estaban acompañados de nueve dragones, los cuales hicieron llover agua dulce desde el cielo para que con ella se diera el primer baño al recién nacido. El niño, además, cuenta la leyenda, no lloró. Se mantuvo erguido, dio siete pasos y exclamó:
“Soy supremo en el mundo. Éste es mi último nacimiento: en adelante no habrá más nacimientos para mí”.
Hace aproximadamente 2.577 años nacía en el norte de la India, actual Nepal, Siddharta Gautama, príncipe de los Shakyas, quien con el tiempo devendría el Shakyamuni, el Buda histórico.
En virtud de esto, la mayoría de las escuelas japonesas de Budismo celebran el 8 de abril el Kanbutsu-e o Cumpleaños del Buda, realizando el alegre y colorido Hanamatsuri, el "Festival de las Flores", en donde se vive la alegría del nacimiento de Shakyamuni decorando los altares con flores y bañando sus estatuas de niño con té dulce, rememorando la dulce lluvia que cayó sobre Lumbini hace tantos siglos atrás.
El día 15 de Abril, las diez escuelas budistas de la Verdadera Tierra Pura celebran Rikyokaishu-e, el aniversario de la fundación del Jodo Shinshu. En dicha celebración, se conmemora la fecha en que Shinran Shonin completó el primer borrador de su obra magna, el Kenjodo Shinjitsu Kyogyosho Monrui (Colección de pasajes revelando la verdadera enseñanza, práctica, fe e iluminación del camino de la tierra pura), llamado abreviadamente, Kyogyoshinsho, en el año 1224.
Sus seguidores, después de su muerte en 1263, dieron origen al Jodo Shinshu, la escuela de la verdadera tierra pura, viendo en la terminación de la obra prima de Shinran el punto de inflexión a partir del cual son reveladas las verdaderas enseñanzas sobre el Nembutsu. En este libro, compuesto por seis volúmenes, el maestro fundador esclarece que la verdadera enseñanza está contenida en el sutra largo de Amida y ha sido dilucidada por los grandes maestros de la tierra pura de la India, China y el Japón.
En esta obra, nos enseña que, a pesar de estar ciegos y cargados con un pesado karma negativo, los votos del Buda Amida nos abrazan y conceden todos los méritos para alcanzar el nacimiento en su tierra y el supremo Nirvana; la fe surge en nosotros y nuestra mente-corazón se torna firme como el diamante, y esa es la causa del nacimiento e Iluminación; el Nembutsu, el Nombre del Buda, es la práctica verdadera, el mecanismo nacido de la gran compasión, por el cual el Buda comparte sus méritos y abraza a todos en su promesa.
Aunque perdido en el tiempo, la fecha en que terminó de escribirse el Kyogyoshinsho es de extrema importancia, ya que es el momento a partir del cual las Enseñanzas de la gran compasión y de la salvación universal son reveladas al mundo.
El 21 de Mayo es un día de alegría y felicidad para todos los seguidores Jôdo Shinshû, ya que nuestro fundador, Shinran Shonin, nació cerca de Kyoto el día 21 de Mayo de 1173.
Gokaissan-sama ("el desbravador de la montaña"), apodo de Shinran Shonin, fue perseguido junto con su maestro Honen Shonin y otros compañeros por sus ideas revolucionarias y por su interpretación de las enseñanzas. Exiliado a los rincones más alejados del Japón medieval, supo construir una vida más coherente con los tiempos actuales, llegándose a declarar "ni monje ni laico" y compañero practicante de todas las personas, sin importar su formación y sabiduría.
Sus numerosos seguidores de entre la gente simple y los intelectuales, tanto del campo como de la ciudad, acabaron llevando la enseñanza del Nembutsu por todas partes.
En la actualidad, la gran liberación a través del voto del Buda Amida es una de las principales ramas del Budismo, practicada, no solo en Japón sino también en Occidente. Sus seguidores actuales le estamos eternamente agradecidos por haber aparecido en el mundo y traído luz, por habernos ayudado a ver más allá de los Sutras sin menospreciarlos, por enseñarnos a confiar en el Buda.
En este día, los budistas Shinshu celebramos Gotan-e, el cumpleaños de nuestro maestro fundador, Shinran Shonin.
El 15 de Agosto conmemoramos la partida de nuestros antepasados. Esta ocasión es una oportunidad preciosa para escuchar el dharma teniendo más presente que nunca la impermanencia y de mostrar nuestro agradecimiento a nuestros antepasados y recordarles.
Nos puede surgir la pregunta...¿quiénes son y dónde están los muertos?:
"Los que quedan, los que se van, todos parten más rápido que las gotas de rocío cayendo de la hojas a las raíces"
Rennyo Shonin (1414-1499), Carta de las cenizas blancas
Los que ya murieron son más numerosos que toda la gente viva hoy en día. Donde están ahora sino ante nuestra presencia, siempre y en todo lugar, pues el mundo en que vivimos fue construido por ellos, y sus acciones siguen dejando huella más allá del ser y no-ser.
Y, ¿por qué es importante recordar y estar agradecidos?:
La palabra japonesa, arigatai, significa literalmente "algo que es muy difícil y poco común que pase"; también tiene la connotación de "esto podría nunca haber sucedido". Si esto es así, ¿por que ocurrió? Sucedió porque el Buda eterno estaba allí, porque su gran compasión y su luz infinita brillaron y actuaron en los corazones de las personas que ya no están.
Nuestra vida se debe al gran esfuerzo y lucha de nuestros antecesores. Por eso los recordamos con gratitud y respeto. Difícil es obtener la vida humana y todas sus virtudes y potencialidades; vivamos, pues, con reconocimiento, alegría y memoria.
Eitaikyo es una tradición que comenzó en el periodo Edo de Japón, hace cientos de años. Literalmente significa "cantar sutras budistas perpetuamente" y se ha convertido en un servicio anual en nuestros templos. Aunque se celebra en Enero o Febrero en muchos templos; en nuestro asociación lo festejamos a lo largo de la estación otoñal mediante el canto de los tres sutras de la tierra pura.
El 8 de Diciembre de cada año celebramos el despertar del Buda Shakyamuni. Shaka-Jōdō-e, o simplemente Jōdō-e es el día del bodhi o de la Iluminación del Buda histórico. Esta festividad nos permite recordar que la promesa de la liberación del sufrimiento y de la ignorancia de todos los seres sintientes. los budistas de tradición japonesa celebramos Shakyamuni, fundador del Budismo.
“... Así, el príncipe quedó solo en el lugar. Se sentó bajo un árbol y en silencio entró en su última meditación aun con riesgo de perder la vida. ‘Que se seque la sangre, que se pudra la carne y se rompan los huesos, porque hasta encontrar el camino de la Iluminación no me levantaré de este lugar’. Esta era la resolución del príncipe. Aquel día el alma del príncipe experimentó una lucha intensa e incomparable. Desesperación del alma, pensamientos confusos, sombras negras del corazón, figuras horribles de la mente. Todo ésto sólo podía ser calificado como la terrible invasión de los demonios. El príncipe los persiguió hasta el más recóndito rincón del alma y los fue echando uno por uno. Fue realmente una lucha en la que la sangre se hizo más débil, la carne más floja y se desmenuzaron los huesos. Terminó la dolorosa lucha y al amanecer, al ver la estrella de la mañana, el alma del príncipe brilló con luz divina, y alcanzó la Iluminación. Se hizo Buda. Esto fue en la mañana del 8 de diciembre, cuando el príncipe contaba con 35 años de edad. Desde entonces se le conoce al príncipe con diferentes nombres como Buda, El Perfecto Iluminado, El Honrado del Mundo, Shakyamuni, El Gran Sabio de los Shakyas, y otros.”
(Bukkyō Dendō Kyokai, “La Enseñanza de Buda”, 1966.)
El Señor Buda derrotó a Mara, el Señor de la Ilusión, y se libró para siempre, a sí mismo y al mundo, del sufrimiento y la ignorancia. Vio sus vidas pasadas, así como la de todos los seres sintientes, junto con sus alegrías y pesares. Descubrió cómo funciona la ley del karma y los hilos que unen a todos los seres y dharmas en la “red de Indra”, la interdependencia o vacío que une y caracteriza al universo. Llegó así a la completa liberación, y al noble óctuple camino que lleva a ella… de ahí en adelante, llevó sus enseñanzas al mundo para liberar a todos los seres del dolor.
El 31 de Diciembre nos reunimos para expresar nuestro agradecimiento a Buda Amida por su gentil guía durante el año que llega a su fin. Es un momento propicio para limpiar el altar, ofrecer flores frescas y cantar el Shoshinge.
Cualquier celebración contiene un mensaje que nos permite profundizar en un aspecto de la enseñanza del Buda y, al mismo tiempo, compartir esa ocasión especial con otros practicantes.
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